miércoles, 12 de marzo de 2014

Con diabetes y hartos de promesas.

Curas. No hay semana que no salga una nueva. Nueva, o vestida de forma más o menos estrafalaria. Pero es verdad, siempre parole, parole, parole.
Ahora nos vienen con que se vislumbra una (la misma de siempre, con células beta de por medio, obtenidas de vaya usted a saber qué) cura del azúcar. Será que hoy está nublado, o será que a esta hora me duele el pié, pero estoy harta. Aquí miente hasta el tato: los políticos irresponsables, las farmacéuticas que buscan tener esperanzado a sus pacientes clientes con la zanahoria de un Bálsamo de Fierabrás mágico y sin efectos secundarios, el de esa asociación que cuando sale en la tele se pone en plan sentidísimo, y se da golpes de pecho para que todos sepamos lo que sufre por los demás, o los gerentes sanitarios que son todo dulzura delante de las asociaciones de pacientes, y ante sus compañeros, unos tiranos... Harta, en definitiva.



Llevamos unos meses tremendos. Solo titulareando (bueno, ya me inventé otra palabra malsonante) vamos a hacer un repasito:



Será por titulares... Pero, nada. De curación, nada. De curación seria hablo, claro, porque mequetrefes de tres al cuarto los hay a montones vendiendo cura para la diabetes con plantitas de hierbas regadas con agüita del pozo de la Virgen mexicana, para clientes ávidos de mejunjes milagrosos... y no dicen nada de los efectos secundarios de esas mismas yerbas. La stevia, sube la tensión. El sen, te fuerza los riñones hasta dejártelos tiesos. La lechuga da sueño (que se lo digan a los monjes que la cultivaban en sus huertos con el fin de obtener bolitas de su savia que calmaba los ardores de la entrepierna a base de ronquidos). La cebolla, además de hacerte llorar como los que mal te quieren, tiene rimas peligrosas; sí, con pan... se subirá en la cultura popular lo que se tenga que subir, pero no te baja el azúcar, por más que te deshidrates en llantina diaria. El ajo es bueno, claro; antibiótico natural y todo eso... pero, aparte de dejarte sin amigos, tampoco la sana. El ginkgo biloba está cargado de flavonoides, que son buenos para la salud, para prevenir la diabetes, pero una vez que la tienes, la tienes; es mejor para los problemas neuronales que metabólicos, mejora la microcirculación, pero como te pases, prepárate para una hemorragia... 

¿Para qué seguir? Los que controlan nuestra salud con sus empresas seguirán diciéndonos que dentro de poco tendremos maravillas con células madre. Pero si nos curan, se les acaba el chollo, que somos nosotros, los consumidores por necesidad. Por más que se rasguen las vestiduran con pamplinas sobre que "la mejor tecnología está ayudando cada vez más a los diabéticos a monitorear sus niveles de glucosa en la sangre y controlar su enfermedad" seguirán cantando siempre el mismo mantra con letra idéntica: quedan "muchos años de investigación por delante, quizás están en camino a producir una cura para la diabetes".

Cuando el Nobel Randy Schekman pedía el boicot para las grandes revistas como Nature o Science, por considerar que prima más el impacto de lo que se publica que la calidad de la investigación, no se equivoca. Publicar avances, cada vez se hace más por dinero que por resultados reales. No os perdáis "¿Canagliflozina en The Lancet? ¿Qué hace una chica como tú en un lugar como éste?"
¿Una salida definitiva?, ¿mejores tratamientos? Quizás, quizás, quizás. Pero en lugar de dudar tanto, me quedo con la frase de Mina: Caramelle non ne voglio più!!!



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No os perdáis lo que dice el locutor e inventor del jugo saludable: "este jugo es muy bueno, lo puedes comprar en..." Ea, ya estamos. Aquí todos sacan tajada.

Imagen: El Bálsamo de Fierabrás






Beatriz González Villegas.