Ultimamente no hay semana en la que no me cruce con un doctor en medicina o en farmacia que no acabe llamándome imbécil. Eso sí, ellos, muy dignos, usan sus propias palabras sinuosas para no demostrar en la red que son lo que son, unos maleducados sin empatía.
El último con el que me encontré ha sido un hijo de médico, hoy farmacéutico hospitalario, llamado Luis Pedraza. Ya me ha bloqueado, claro.
Hace poco, Rafael Olalde publicó Aquellos tiempos del cuplé: Del chiringuito del Sintrom al autocontrol
El señor Pedraza no tardó en comentar:
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que se lo digan a mi padre que tenía a 800 en consulta haciendo de su capa un sayo con las verduras,, etc.
Estaba claro que su papá era médico. Que mostraba su descontento por los 800 pacientes a los que su papá tenía que atender con tratamientos anticoagulantes; y, por último, que los pacientes hacían "de su capa un sayo con las verduras". Las verduras afectan mucho el índice de coagulación por su contenido en vitamina k. Un paciente de hoy, o se lo cuentan, o hará lo que le parezca con su capa. Siempre lo digo: los pacientes no tenemos la olbigación de conocer los intríngulis de nuestra enfermedad mientras no nos lo expliquen. Hoy se quejan muchos médicos de las veces a las que acudimos al ordenador buscando información, y eso sólo significa una cosa: que no se nos ha explicado bien eso que buscamos en la wikipedia, o en las páginas de salud del Semana.
Le contesté al hijo de médico lo siguiente:
-Su padre bien les podía enseñar algo sobre la vitamina k antes de culparles, no? Siempre queda la privada :-))
Y, claro, el pobrecito se ofendió y se soltó la melena con un eructo en red:
- ¿Y quien ha hablado de culpar a nadie? Deje d hacer juicios d valor tras un seudónimo sobre gente q desconoce.
No os voy a contar como siguió el "altercado" porque como mucho afecta a su alter...ego, y poco más. Pero sí os dejo el video graciosillo de House.
No, no hay que llamar cabrón estúpido a todo aquel que con bata blanca nos llame gilipollas, aunque nos queden ganas. Hay mucho Dr. House suelto, sin su pericia, y pocos pacientes idiotas. Si no sabes por dónde se mete un supositorio es porque nadie te lo explicó. Y no es el pescadero quien lo tiene que explicar.
Beatriz González Villegas.
En estos tiempos del todo o el nada, donde los ricos son más ricos, y los pobres más pobres, hasta las mascotas sufren los excesos, tanto los de las carencias, como los de los abusos.
Un paseo mañanero por tu ciudad, y, si te fijas un poco, comprobarás la cantidad de perros que hay que apenas pueden marchar tras sus dueñas. El tandem suele ser parecido: perrillo de edad avanzada, con señora de caminar similar, unidos por una correa.
Dicen que como el perro es el amo; así que, siguiendo esta lógica, por cada amo sedentario, pasado de kilos, tendremos perros de aspecto y costumbres similares. Si las estadísticas aseguran que cada vez hay más diabéticos tipo 2, que está relacionada directamente con el consumo excesivo de hidratos de carbono, el aumento de animales de compañía orondos será de la misma proporción.
Nos preguntaron no hace mucho en un medio de comunicación si las mascotas también eran susceptibles de padecer diabetes, y la respuesta es que sí, por supuesto. Los mamíferos no solo pueden tener diabetes tipo 2, que es la diabetes del mal comer, sino también hay casos en los que debutan con diabetes tipo 1.
Teniendo en cuenta que hoy vale más la vida de nuestros animales, porque son nuestros y somos muy civilizados, que la educación de los niños extraños, es lógico que se haya creado un mercado veterinario a partir de la diabetes, que lo que está generando en primer lugar es investigaciones al respecto. Y tampoco es malo ésto, ya que lo que se avance con ellos hoy, será una puerta de futuro para nosotros, los de dos patas, o piernas, si nos ponemos finos.
Hace poco aparecían, a través de Europa Press, los resultados de una investigación llevada a cabo en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde habían conseguido curar la diabetes tipo 1 a perros, con una nueva terapia génica. Un buen avance.
Ya que estamos hoy con perros, lo que no se nos puede olvidar es la capacidad especial con la que están dotados en eso de poder percibir nuestros cambios glucémicos, y avisarnos antes de sufrir un percance con consecuencias a largo o corto plazo, según sea una hipoglucemia severa (de la que o te sacan a tiempo, o puedes perder las neuronas que te quedan), o una hiperglucemia que vaya machacándote a base de "cristalitos de glucosa" los capilares más finos. Desde el mismo CIBERDEM, está en marcha el proyecto Amicus Canis, que no trabaja con los canis de barrio, de visera y adornos exagerados, sino con nuestros "mejores amigos", los cánidos de cuatro patas.
Perros que son capaces de avisarnos, gracias a su buen olfato, si estamos empezando (sí, sí, avisan antes de que la situación sea un desastre) a hacer una bajada de azúcar de campeonato, o una subida. Una maravilla, vamos.
Mi perro, el Miko, un cocker spaniel que me ha regalado mi amigo Antonio, alias El Maketo, porque preside una asociación de aficionados al mundo de las maquetas, se pone nervioso cuando estoy mal. Ahora, tras mi trasplante de riñón y páncreas soy normoglucémica; pero si algún día dejo de serlo y vuelvo a mi diabetes tipo 1, tal y como era, me encantaría poder contar con él para que avisase a los míos antes de perder el conocimiento porque se me bajara el azúcar sin síntomas, como me ocurría. Mikos como él, y sin entrenar, han salvado ya muchas vidas, tal y como me han contado en el facebook: yorkshire que de madrugada ha comenzado a ladrar como loco al pie de la cuna de una bebé con DM1; callejero que, sin motivo aparente, parece como si le hubiera entrado un ataque repentino de locura, saltando y gruñendo por los sofás, porque su amigo sin pelo ha empezado a dormirse, también con DM1...
Si nuestras mascotas perrunas son capaces de cuidarnos así, se merecen que no les demos golosinas humanas, ni pestiños y polvorones en navidad. Se merecen pasear todos los días, que nos viene bien a todos, y una comida conforme a su tamaño ideal. Hay "tratamiento" para la diabetes animal, pero el "no hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti", por sentido común, es la mejor manera para que no enfermen. La salud, mejor mimarla que perderla.
Beatriz González Villegas.
Lucas Pueyo es una de esas personas a las que sólo conozco por twitter. Hace un rato compartió una entrada escrita por Larry Katz sobre cómo mejorar la memoria.
La diabetes también nos fastidia el cerebro. Será por eso por lo que escribo como escribo, como me dijo un amigo. Pero, dejando a un lado la guasa de los amigos, es verdad que si hacemos ejercicio para evitar la llegada de la peligrosa neuropatía, o para mantener los niveles de azúcar en sangre en su sitio, ¿por qué no hacer lo mismo para mantener engrasadas las neuronas?
A la demencia vascular que suele afectarnos, lo mismo le resbala que practiquemos gimnasia neuróbica, pero no perdemos nada. Así que os copio los ejercicios. Os añado algunos consejillos- Cada uno que haga lo que quiera, por supuesto.
1- Use el reloj de pulsera en el brazo contrario al que lo usa siempre. Eso sí, ten cuidado si cuando con darle golpes con todo, como me pasa a mí, por falta de costumbre; Aún peor, si no te encuentras el reloj, mírate la mano contraria antes de acusar a la chica de la limpieza de habértelo robado, como hizo una compañera de habitación hospitalaria.
2- Camine de adelante hacia atrás por su casa. Cuidadito con los accidentes. Luego no digas que no te avisé. Un batacazo, y quedarte sin cabeza, poco te va a arreglar las complicaciones vasculares en el coco.
3- Vístase con los ojos cerrados. Esto es algo que hago de manera habitual. Desde que debuté se me habló del riesgo que corría a perder la vista, así que he ido acostumbrándome a hacer cosas normales a oscuras. Eso sí, he aprendido que a oscuras, sólo lo que haga sin mover las piernas, porque me atropellan los muebles.
4- Estimule el paladar probando comidas diferentes. Lo del paladar tiene miga. Conozco a gente que presume poder distinguir hasta entre marcas de cervezas con sólo probarlas. No creo que la exquisitez sea una virtud. Todo lo contrario. Con la escasez que se nos avecina, no creo que haya sueldo que mantenga a tanto sibarita. Pero no está mal esto de probar para estimular el sentido del gusto, sea bueno o malo.
5- Lea o vea fotos al revés, concentrándose en detalles en los cuales nunca había reparado. ¿Leer fotos del revés? Supermán tiene visión de rayos x y podía verle la bragas a Lois Lane con sólo una mirada, pero ni tú ni yo tenemos esos superpoderes. Imagino que se refiere a ver fotos cabeza abajo. Nosotros no tenemos que hacer el pino, no. tuve una profesora de dibujo que usaba esta técnica para enseñarnos lo diferente que es la percepción cuando cambiamos el punto de vista. Pero, rayos x...
6- Ponga el reloj ante un espejo para ver la hora al revés. Si el grupo Hepta se entera de esto, nos echaría una bronca. Los espejos, los espejos...
7- Cambie el mouse de la computadora para el otro lado de la mesa. Lo de cambiar el ratón de lado es casi una putada mala acción, indigna de un buen scouts. Cuesta, en serio. He tenido que practicarlo cuando Miko se dormía sobre mis piernas, y roncaba con su hocico en mi mano buena, la izquierda. Todo es esforzarse.
8- Escriba o cepíllese los dientes usando la mano izquierda, o la derecha, en caso de ser zurdo. No te apures si al cambiar de mano salpicas todo. Un poco de lejía, un trapo usándolo también con la otra mano, y acabas doblando el ejercicio.
9- Camino al trabajo, haga un trayecto diferente al habitual. Y si te resulta una lata, piensa que es lo que tienen que hacer normalmente todos los que han sido amenazados por grupos terroristas. De niños jugábamos al despiste, así que en esto tenemos experiencia.
10- Introduzca pequeños cambios en sus hábitos, transformándolos en desafíos para su cerebro. Un ejemplo: comes, ves un poco la tele, y luego echas siesta, ¿no? Pues ahora echa la comida, cómete la tele, y ve como echan la siesta. Con esto, además, adelgazarás.
11- Hojee alguna revista y busque una foto que le llame la atención. Luego piense en 25 adjetivos que crea que describen la imagen o tema fotografiado. No vale repetir, como en el Un, Dos, Tres.
12- Cuando vaya a un restaurante, intente identificar los ingredientes que componen el plato elegido, y concéntrese en los sabores más sutiles. Si vas a un restaurante exótico, ni lo intentes. Habrán especias que ni por asomo sabías que existen. Esto, mejor lo practicas en el Pinichi, de Alcalá de Guadaíra. Prueba la perdiz, ya verás, ya.
13- Al entrar en un salón muy concurrido, intente calcular cuántos están en el lado derecho y cuántos en el izquierdo. Fíjese en los detalles de la decoración y enumérelos con los ojos cerrados. Con los ojos cerrados, y la boca también cerrada. Si te oyen enumerando objetos, no te vuelven a invitar.
14- Seleccione una frase de un libro e intente formar una frase diferente formando las mismas palabras. "Mi mamá me mima", "mi mimo me m...", no, no no, esa, no.
15- Pruebe a jugar algún juego o actividad que nunca antes haya practicado. Ejemplos, los hay por doquier. Véase éste pinchando aquí. Si no te gusta, los hay más divertidos. El bingo siempre está a varias paradas de autobús, y el único inconveniente es quedarte sin blanca.
16- Compre un rompecabezas e intente encajar las piezas correctas lo más rápido que puedan cronometrando el tiempo. Repita el ejercicio para ver sus progresos en velocidad. Si no lo quieres comprar, pideselos a tus nietos. Aún no tengo nietos, que como encuentre en casa de mi madre alguno, aunque sea de mi sobri, me pongo manos a la obra.
17- Trate de memorizar la lista del mercado. La lista de la compra está bien. Puedes optar por la lista de números primos, o por la de los jugadores del Betis. Me contó alguien, que cuando estaba en la intimidad con su mujer, para que no se quejase de prisas se repetía esa misma lista, aunque siempre acababa pronto y gritaba ¡¡¡¡¡gooool!!!! ante la cara de desesperación de su santa.
18- Consulte el diccionario y aprenda una nueva palabra por día, e intente usarlas en sus conversaciones diarias. ¡Ajá! Un ejercicio divertido. ¿Qué es lo primero que aprendemos cuando nos enfrentamos a un nuevo idioma? Pues prueba con eso. Mi abuela llamaba lumia a una que le tiraba los orines en su yerbabuena. Busca, busca.
19- Escuche las noticias de la radio y la televisión en cuanto se despierte, y más tarde haga una lista con las más importantes. Si no te gustan las noticias, ve a algo que sí te guste. Si te pones con Herrera por la mañana, recuerda los chistes que más te hicieron reír, por ejemplo.
20- Al leer una palabra piense en otras cinco que comienzan con la misma letra. Esto me recuerda a un juego muy divertido que no sé cómo se llama.
Se juega en grupo. Se ponen categorías en una libreta, como nombre de ciudades, países, animal, vegetal, ..., lo que sea, y cuando empieza el tiempo todos han de encontrar palabras que empiecen por la letra que salga en los dados. Y no vale copiarse de lo que ponga el de al lado, porque entonces ka respuesta vale la mitad, si es acertada.
Vale, si estás solo, o sola, haz la lista de otras cinco. Pero, ¡en grupo es más divertido!
En fin, si con esto no conseguimos entrenar la memoria tendríamos que ir a algún lugar en una isla paradisiaca, y memorizar otras cosas: nombres de las playas, de las habitaciones de hotel donde están los más guapos, de los cócteles que tomamos, etc. Usando la imaginación encontraremos alternativas más aptas para cada edad.
El artículo completo Cómo mejorar la memoria con 20 ejercicios los tenéis pinchando aquí.
Beatriz González Villegas.
Si fueses diabético, ¿a quién te gustaría preguntarle sobre tu enfermedad? A alguien que sepa mucho de Diabetes, ¿verdad? Y si encima ese alguien fuese líder mundial en investigación, ya sería la pera.
Pues toma nota, porque una persona así existe, y lo tenemos a disposición para solventar todas las dudas que se nos pasen por la cabeza: se trata de Bernat Soria, médico investigador que lleva más de quince años, que yo recuerde, trabajando con células madre para crear esas otras celulitas que producen insulina, y que a los diabéticos tipo uno nos faltan: las queridas células beta.
Cuando le conocí hace unos años, nos contaba que no era fácil conseguir esos millones de células beta que luego inyectaban en el hígado del paciente para que, durante unos años, fuese normoglucémico. Pero desde entonces hasta ahora ha pasado mucho tiempo, y estoy segura que se sabe mucho más.
Si os animáis, el próximo sábado, y en esta semana tan especial que celebramos el Día Mundial de la Diabetes, podréis preguntarle a través de la Escuela de Pacientes, o a través de facebook o Twitter con el hashtag #preguntadiabetes. Entra, y pregúntale. Personas como él son la esperanza de muchos tipo 1, y también del resto de diabéticos. Hoy se están haciendo cosas más difíciles con células madre que esto de hacerse con millones de c. Beta; ¿por qué vamos a perder la esperanza?, la presión de los laboratorios no va a ganarnos siempre, y la competencia aumenta, así que tenemos una oportunidad única para que se note nuestro interés.
Feliz semana Mundial de la Diabetes.
Beatriz González Villegas. .
Hoy tocaba rehabilitación cardíaca en mi hospital. Tengo la gran suerte de ser paciente de Valme, y allí llevan años con este tipo de servicio. Valme tiene lo que tiene, que le faltan especialidades, pero le sobran las ganas a médicos y enfermeros que se dejan allí la piel, la suya, por sus pacientes. Hombre y mujeres. Y encima lo hacen con una sonrisa, con gestos cercanos, sin idolatrías, sin remilgos, como los de algunos que se las dan de especialistas en Medicina en las redes sociales, y sólo lo son del amor al euro, de la poca educación, del desprecio más absoluto a la vida, o, en fin, especialistas del manejo del twitter, donde hacen carrera política entre sus coleguitas, con chaqueta bajo la bata. "Por fuera la Luna, dentro el ABC", como cantaba Luz.
Tocaba rehabilitación, sí, pero antes dediqué un tiempo a intentar hablar con el Dr. López, ahora Director Médico del Buque Insignia de la Sanidad Andaluza. Son muchos los galenos que no saben de Valme, porque andan entre pasillos consejeriles, más que entre camas de hospital; pero el Dr. López es amable, comprensivo, y, sobre todo, dialogante. Pero nada, no hubo manera de volver siquiera a concertar una nueva entrevista con él, que bien me conoce. Mar, su nueva Guardia Pretoriana, además de tratarme con la punta del pié diciéndome que acudiera donde "mejor me pareciese" (en vez de solucionar lo que hemos de solucionar con una simple llamada) me mandó a paseo con una prepotencia digna de la Privada. Con eso empezó esta mañana el Circo: ahora llamo a Carlos Haya, ahora a la Coordinación de Trasplante,... y como donde no hay, no hay, acabé en el Gabinete de la Consejera.
Este paseo virtual entre teléfonos y ordenador no es la mejor forma de llegar a rehabilitación cardíaca. Y así llegué. Subí la cuesta que da acceso a la puerta principal con la cabeza enfrascada en lo que hay que conseguir, y justo al pasar las cristaleras, una mujer levantó los brazos en un grito, y corrió hacia donde están normalmente los pacientes que esperan ser trasladados a sus hogares en ambulancia. Pensé que alguien de los que allí esperan se habría mareado, o que, tal vez, acabara de recibir una fatal noticia. Otras personas corrían hacia ella y le gritaban algo.
- Tranquila, tranquila.
Los pasos que me separaban del pasillo central se me hicieron eternos. Entre la confusión, los lamentos, los que empezaron a rodearla, y esa tristeza que, a veces, inunda una sala de espera me hicieron mirar hacia la izquierda, y allí lo vi. Era el rostro claro de un anciano, un torso desnudo con el pijama de casa abierto, una silla de ruedas inapreciable, y unos brazos que lo sujetaban. Alrededor, con coro mudo de ojos apesadumbrados.
No es la primera vez que se me encoge el corazón con el rostro del que se va. Ves uno, y los ves todos, porque todos se parecen. No en los rasgos, no en los ojos que no se ven... es el gesto. No nos duele que se haya ido, sino lo solos que quedamos. Solos e inseguros.
Por el pasillo corrían dos enfermeras, y el chico de Seguridad. Caras graves, como la del médico que al verlos se alzó a la carrera.
En la puerta de los ascensores no quedaba nadie. Bajó uno, y le dije a una chiquilla que salía, que fuera por la puerta de detrás.
Me entraron ganas de llorar mientras iba atravesando pasillos hasta donde me esperaban. Arriba todos hablaban con normalidad, sin saber nada del drama de recepción. El Virgen del Rocío se había esfumado como el humo, y hasta mi sangre era gris.
Pero Valme es Valme. Mis enfermeros, geniales. Me preguntaron cosas que me hicieron olvidar. Ellos, mejor que nadie, saben de los dolores y de las alegrías. Uno marcha; sin embargo, en la tercera estaba naciendo un niño.
Que nada cambie la frescura de mi hospital, ni la de quienes lo llevan. Soy muy afortunada.
Beatriz González Villegas.
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Ya hemos empezado el mes de noviembre, que mira por dónde es el mes dedicado a nivel internacional a la diabetes. Son muchas las asociaciones de pacientes diabéticos, o de familiares, que en esta época hacen "cosas" para que esta puta enfermedad no se olvide: una pachanguita de fútbol por aquí, una semana informativa ahí al lado, una caminata en todo el centro, conciertos, mesas donde te miden la glucemia capilar y mucho más.
Los "representantes civiles" del pueblo, eso que suena tan rimbombante y tan vacío a la vez, se buscan las maneras. Pero siempre se puede ir más allá, y no hablo de "cosas".
Hace poco Joan Carles March contaba en Sano y Salvo que en su Escuela
"los pacientes y sus familiares (...) tienen mucho que enseñar a otros pacientes a partir de la experiencia acumulada en su proceso de salud, incluso a los propios profesionales sanitarios: pueden enseñar a éstos la cara oculta de la enfermedad, la experiencia única de ser enfermo: los miedos, los temores, los deseos, lo que nos hace sentir mejor y lo contrario". Está bien eso de ser contadores; Pero, ¿por qué no también ejecutores?
La corresponsabilidad de los pacientes es algo en alza, y tampoco hablo ahora de eso. Hablo de ser ejecutores respecto a los presupuestos que se asignan desde los gobiernos -sean nacionales, regionales o municipales- para la enfermedad que sufrimos, presupuestos que redundan en las arcas de un país, las de algunos de los miembros de esos mismos gobiernos, las de los gestores de las diferentes empresas privadas sanitarias, y, por supuesto, de las de las empresas farmacéuticas que fabrican la materia prima que consumimos tan alegremente, aunque nos mate.
¿Cuántas Farmacéuticas tienen atados por sus partes nobles a científicos que nos podrían aportar curas y no tratamientos? Eso ni lo sabemos, ni lo sabremos, pero paseando por la prensa nos podemos hacer una idea más o menos cercana. Lo que sí sabemos es que algunos gobiernos empiezan a culparnos del excesivo gasto económico que suponemos enfermos como nosotros, los diabéticos. El ejemplo de México ha sido hoy el más sangrante para mí: "A partir de un "principio de corresponsabilidad", la Estrategia Nacional para Prevenir la Obesidad pretende que los enfermos crónicos de algún mal vinculado a su sobrepeso den una aportación extra por su tratamiento".
La obesidad es un desencadenante de la diabetes más que demostrado, pero hasta ahora, entre los latinos al menos, no era criminalizada. Hay que evitarla, controlarla con los medios de los que disponga una sociedad, como se está llevando a cabo en Andalucía, pero de ahí a cargar económicamente a los que la sufran, con tasas o encarecimientos en salud, es sin más matar a los que la sufran.
Quien haya pensado eso en México sabe tanto de obesidad como Cristina Elisabet Fernández de Kirchner de la diabetes. Le obesidad también es más común en los estratos sociales más humildes. Si encima hubiera que pagar más por tener atención sanitaria al ser obeso, estaríamos eliminando a los más pobres en nombre de la sostenibilidad de la Economía Nacional.
Volviendo a las asociaciones, hoy también se ha publicado algo insólito:
"Un almeriense, el trasplantado de páncreas de más edad de España". Hasta ahora, aquí al menos, para trasplantarte de páncreas tenías que cumplir una serie de requisitos que aparecen claritos en el Proceso Asistencial de Trasplante de Páncreas de Andalucía. En los Anexos aparece como "Contraindicaciones de Trasplante" el no rebasar los cincuenta años. Quién mejor que el presidenta de Alcer Almería para ser el pionero, aunque esto se pueda considerar poco menos que "prevaricación" dado el buen trato que hay entre asociaciones y mandatarios. "Yo no protesto, tú me das" tal vez sea una nueva forma de llegar a tratamientos innovadores, únicos, o de pago. No tengo ni idea. Pero, al menos, es una coincidencia; no es raro que alguien como yo, tan mal pensada, la vea. De coincidencias está el mundo lleno.
Las asociaciones, estas que no tenemos aún derecho a mediar a nivel presupuestario porque las componemos analfabetos, según los médicos y según los gobernantes, somos carne de borrego fresca. Puede que algún día podamos decidir sobre si está bien o no que se nos cobre de más por ser enfermos. Como soy malpensante, se me ocurre que he sido imbécil dimitiendo de la ATPáncreas por dos motivos: el del caso de Almería, y el de los otros presidentes para los que hay abaratamiento en los productos médico-farmacéuticos. De eso ya hablaremos.
Habrá que espabilar.
Beatriz González Villegas.
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