viernes, 29 de noviembre de 2013

Las mascotas pueden padecer diabetes

En estos tiempos del todo o el nada, donde los ricos son más ricos, y los pobres más pobres, hasta las mascotas sufren los excesos, tanto los de las carencias, como los de los abusos.

Un paseo mañanero por tu ciudad, y, si te fijas un poco, comprobarás la cantidad de perros que hay que apenas pueden marchar tras sus dueñas. El tandem suele ser parecido: perrillo de edad avanzada, con señora de caminar similar, unidos por una correa.

Dicen que como el perro es el amo; así que, siguiendo esta lógica, por cada amo sedentario, pasado de kilos, tendremos perros de aspecto y costumbres similares. Si las estadísticas aseguran que cada vez hay más diabéticos tipo 2, que está relacionada directamente con el consumo excesivo de hidratos de carbono, el aumento de animales de compañía orondos será de la misma proporción.

Nos preguntaron no hace mucho en un medio de comunicación si las mascotas también eran susceptibles de padecer diabetes, y la respuesta es que sí, por supuesto. Los mamíferos no solo pueden tener diabetes tipo 2, que es la diabetes del mal comer, sino también hay casos en los que debutan con diabetes tipo 1. 

Teniendo en cuenta que hoy vale más la vida de nuestros animales, porque son nuestros y somos muy civilizados, que la educación de los niños extraños, es lógico que se haya creado un mercado veterinario a partir de la diabetes, que lo que está generando en primer lugar es investigaciones al respecto. Y tampoco es malo ésto, ya que lo que se avance con ellos hoy, será una puerta de futuro para nosotros, los de dos patas, o piernas, si nos ponemos finos.

Hace poco aparecían, a través de Europa Press, los resultados de una investigación llevada a cabo en la Universidad Autónoma de Barcelona, donde habían conseguido curar la diabetes tipo 1 a perros, con una nueva terapia génica. Un buen avance.

Ya que estamos hoy con perros, lo que no se nos puede olvidar es la capacidad especial con la que están dotados en eso de poder percibir nuestros cambios glucémicos, y avisarnos antes de sufrir un percance con consecuencias a largo o corto plazo, según sea una hipoglucemia severa (de la que o te sacan a tiempo, o puedes perder las neuronas que te quedan), o una hiperglucemia que vaya machacándote a base de "cristalitos de glucosa" los capilares más finos. Desde el mismo CIBERDEM, está en marcha el proyecto Amicus Canis, que no trabaja con los canis de barrio, de visera y adornos exagerados, sino con nuestros "mejores amigos", los cánidos de cuatro patas.
Perros que son capaces de avisarnos, gracias a su buen olfato, si estamos empezando (sí, sí, avisan antes de que la situación sea un desastre) a hacer una bajada de azúcar de campeonato, o una subida. Una maravilla, vamos.

Mi perro, el Miko, un cocker spaniel que me ha regalado mi amigo Antonio, alias El Maketo, porque preside una asociación de aficionados al mundo de las maquetas, se pone nervioso cuando estoy mal. Ahora, tras mi trasplante de riñón y páncreas soy normoglucémica; pero si algún día dejo de serlo y vuelvo a mi diabetes tipo 1, tal y como era, me encantaría poder contar con él para que avisase a los míos antes de perder el conocimiento porque se me bajara el azúcar sin síntomas, como me ocurría. Mikos como él, y sin entrenar, han salvado ya muchas vidas, tal y como me han contado en el facebook: yorkshire que de madrugada ha comenzado a ladrar como loco al pie de la cuna de una bebé con DM1; callejero que, sin motivo aparente, parece como si le hubiera entrado un ataque repentino de locura, saltando y gruñendo por los sofás, porque su amigo sin pelo ha empezado a dormirse, también con DM1... 

Si nuestras mascotas perrunas son capaces de cuidarnos así, se merecen que no les demos golosinas humanas, ni pestiños y polvorones en navidad. Se merecen pasear todos los días, que nos viene bien a todos, y una comida conforme a su tamaño ideal. Hay "tratamiento" para la diabetes animal, pero el "no hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti", por sentido común, es la mejor manera para que no enfermen. La salud, mejor mimarla que perderla.



Beatriz González Villegas.