Publicado Sáb, 20/11/2010 - 11:04 por Beatriz González
Monumento a los Donantes de Órganos. Hospital Virgen del Rocío, Sevilla. |
Días antes había dejado un recado a la Dra. Navarro, directora de la Unidad de Gestión de Endocrinología y Nutrición del Virgen del Rocío, y ella me devolvía la llamada. Tanto antes, cuando estaba el Dr. Villamil, como ahora, con ella, siempre ha habido una enorme facilidad de diálogo con el equipo. Sabemos que tenemos en este hospital un servicio de endocrinología excelente y luchamos para que siga siendolo a pesar de los momentos en los que vivimos.
La Dra. Navarro, sin darle mucha importancia y de pasada entre otros temas, me comentó que habían contactado con la Dra. Marisol Ruíz de Adana, que dirige el equipo de Trasplante de Páncreas en el Carlos Haya de Málaga, y que ella elaborará un protocolo para que se sigan en Sevilla los mismos criterios asistenciales. Del alegrón, y junto a la moto, se me pasó el frío de golpe. Y había más: todo este esfuerzo era para evitarnos viajes de más a Málaga, y que se intentará que pruebas y consultas se hagan aquí siguiendo las pautas de los equipos trasplantadores. Dos años luchando desde la ATP junto a nuestros médicos, para que la Administración nos lo permita, y por fin se dan estos primeros pasos.
Habrá podólogo para nuestros pies sin necesidad de tener lesiones grado dos, y para que esto sea posible o se le ampliarán horas de contrato al que ya tenemos, o se hará otro nuevo; eso ellos verán la mejor manera de hacerlo, y en palabras de la Dra. Navarro es secundario. Lo primordial es evitarnos infecciones graves, que las defensas que tenemos son las que tenemos, y amputaciones.
Pero lo más importante de todo no es eso, no. Es que han decidido dedicar un endocrino a los trasplantados. No sólo a nosotros, los de páncreas, que éramos diabéticos y pacientes de esta Unidad, sino para todos los que una vez trasplantados debutan con una Diabetes Tipo 2 temporal por efecto del tratamiento inmunosupresor y dependen del Virgen del Rocío.
Recuerdo a Blas, trasplantado de riñón de Almería, que me contaba cómo tuvo que ser ingresado varias veces en el Hospital de Poniente, con más de cinco gramos de azúcar, porque no había manera de controlarsela. Y a otros que si les habían dejado sin tiras, y todos estos problemas que surgen. Pues estamos de enhorabuena. Aquí esto se ha solventado, porque nuestros médicos son capaces de oir nuestras necesidades del día a día, algo que siempre agradecemos sinceramente, y los que dirigen les han escuchado.
Sólo nos queda cruzar los dedos y esperar que esto tenga forma.
Beatriz González Villegas.