Qué importante es la especialización en Enfermería. Recuerdo haber estado ingresada
durante un verano y habernos quedado sin enfermeras especializadas en
hemodiálisis. Las vacaciones son las vacaciones, claro.
Nos
teníais que ver allí, en nuestra habitación, con las antenas puestas a
ver qué pasaba en la de al lado, porque llegaron las enfermeras nuevas y
había que dializar a esos compañeros. Menos mal que a nosotras nos
tocaba al día siguiente.
Dicen
que los pacientes en diálisis somos exigentes, o muy exigentes, pero
¡como para no serlo! ¿Sabéis qué es lo primero que te dicen tus
enfermeras en el hospital cuando comienzas a dializarte?
- Cualquier cosa que sientas, ya sabes, avísanos.
Cualquier
cosa, cualquier cosa... vaya plan. Y una se pregunta que qué cosas
serán esas, porque ya una siente la tubería funcionando por el catéter
de turno, el frío que te deja la sangre al entrar en el cuerpo después
de haber salido de nuestras "can-ne abierta" y todo lo demás que te
provoca esa parafernalia tuberosa.
¿Cualquier cosa?
- Oiga, enfermera, siento miedo, ¿eso vale?
Y
no. El miedo no es esa cosita que tú no tienes ni idea que puede ser
una alarma de que algo no va bien. Lo mismo es que se te salga la aguja y
empieces a sangrar como un pollo. O a lo mejor es que empieces a sentir
cómo se te derrite la cara al empezar a funcionar los filtros... ¡yo
qué sé! Con la de historias que una ha visto en los festivales de Sitges, la imaginación hace estragos.
Pero
como os contaba, en ese verano de angustia y sin enfermeras que
supieran dializar tan bien como sonarse los mocos (los suyos propios)
estábamos temblandito de miedo. Recuerdo, igual que recordará mi
compañera, que oímos a nuestro compañero de la habitación de al lado
llamando a la enfermera. Nos extrañó que no le diera al timbre, pero los
gritos que siguieron nos dieron la respuesta: estaba desmayándose. Y
dejó de gritar.
Claro, a ti que lees
te hubiera dado lo mismo en nuestro lugar, pero las dos comenzamos a
llamar a las enfermeras como si el hospital estuviera ardiendo.
Oímos
los zapatófonos de ellas corriendo a todo meter pasillo arriba, y
empezaron a decirse entre ellas palabras que ni entendíamos (porque
hablaban bajito) aunque sus tonos eran de terror igual que el nuestro.
Si hubieran sido del planeta Nibiru las hubiésemos entendido mejor, palabrita; pero cuando hablan en lenguaje ténico no hay quien las entienda.
- Tranquila, ya nos enteraremos de lo que ha pasado. De aquí no nos sueltan, le dije a mi compi.
Y
sí que nos enteramos. El chico se había hipotensado, es decir, se le
había puesto la tensión arterial tan baja que ni en las capas centrales
de la Tierra la encontraban. Lo malo de todo esto es que se le había parado la fístula o FAVI.
¡¡¡Se le había parado la fístula!!! Eso no es alarmante para nosotros. Eso es peor que una putada, o peor que perder la Fórmula 1 por pocos puntos, de manos de un niñato.
Para nosotros nuestra fístula es sagrada porque
el tenerla vivita y coleando depende el que te puedan limpiar la sangre
o no, o que te pongan un catéter por donde entran además infecciones, o
no.
Vaya con el verano. Íbamos
perdiendo el partido y acabábamos de empezar esas vacaciones. Pero la
cosa no iba a quedarse así. Pasadas las horas volvimos a oir chillar a
otra enfermera que estaba aprendiendo a dializar en nuestras venas que
decía:
- ¡Niña, rápidoooo, que se me
ha cuajao estoooo! - y el "estooo" se acompañaba de golpes con algo como
plástico contra plástico, que imaginamos que era la tijera para clampar
los tubos, contra el sistema de tubos que va enganchado a la máquina
dializadora. Bueno, mejor ni lo imagines. Pero para evitas vómitos
explico: la sangre pasa por un laberinto de tubos que pasan dentro de
una bandeja vertical que se ancla a la maquinita. Está bien, no aclaro
nada, pero la intención es buena. Golpes, y ya está.
El
tema es que nos miramos, nos pusimos a reir histéricas, y prometimos
que la del cuajao no nos iba a dializar ni por las barbas del profeta. Y
así pasó al día siguiente.
¡Lo que es
poder hacer algo por saber demasiado, y lo que es que el Sistema te lo
permita! Al día siguiente nos tocaba dializarnos a nosotras, y nos
negamos a que lo hiciera alguien sin experiencia acreditada en
nefrología. Llamaron al jefe de enfermería de la planta y fue él quien
lo hizo. No nos hipotensamos, no nos desmayamos, pero temblábamos como
flanes, porque atrevernos a quitarle el descanso a alguien importante
podía suponer más de una colleja institucional, o, como dice mi suegra
"que te cambien las pastillas por otras". Y luego dicen que en Sitges se
ve Ciencia Ficción. Anda ya, y que vengan a estos sitios a hacer
películas sin necesidad de monstruos, ni muertos vivientes.
Y
tras todas estas anécdotas viene lo importante, que para no variar
olvido contando. Hay cursos para especializarse en Nefrología como este
de la Universidad de Sevilla: Especialista en Hemodiálisis para Enfermería.
Vuelvo
a los recuerdos. En aquel verano llegó otra chica a sustituir. No tenía
demasiada experiencia en este tema y se ofreció para venir los días que
tenía libres a ayudar a la enfermera que tocase, para aprender más y no
hacer en sus turno nada que no debiera hacer, aunque su verdadera razón
nos la contó a las dos: trabajaba normalmente en la UCI, a pesar de su
juventud, y quería aprender a dializar para estar preparada cuando algún
paciente como nosotros llegase allí.
Que
sí, que los sindicatos estarían en contra, pero ella no buscaba
títulito alguno que le abriera puertas, sino experiencia y aprendizaje
que hiciera que sus pacientes sufrieran lo justo. ¿Es eso tan malo?, ¿es peor que cobrar en negro los beneficios que reporta el mandar a la privada a los pacientes riquetos?
Además, si los cursos de especialización tuvieran otros precios nadie
tendría que dar su tiempo gratis a nadie. Ahí queda. Total, no nos leéis
más que los mismos siempre. Así que gracias, y ¡Salud!
Este texto se corresponde con un post del blog Asociación de Trasplantados de Páncreas.
http://www.synaptica.es/firma/hemodialisis-para-enfermeria