domingo, 27 de marzo de 2011

ADESLAS y las tiras.

28 de febrero.

No, mire, no estoy muy cabreada.

Como cada miércoles, la semana pasada nos reunimos en nuestro local, cedido por ISA Alcalá, amigos, socios y junta directiva. Uno de nuestros nuevos vocales me pidió que investigara qué pasaba con los mutualistas de ISFAS adscritos a ADESLAS, porque a un familiar suyo, diabético tipo 2, le habían insinuado que no le prescribirían más tiras; sí, las dichosas tiras necesarias para ejercer tu derecho al autocontrol tan pregonado en los Planes Integrales de Diabetes de todo el país y que de golpe, parece, ya no necesitamos.
Hasta ahora, los recortes en pro de la "cura" de las cuentas públicas del Estado (o estados, o comunidades autónomas, o qué sé yo) se estaban ejecutando en la sanidad pública, pero aquí todo se contagia: desde la gripe A a las medidas de ahorro, aunque sean falsas. Y para salir de dudas no hay nada mejor que dirigirse a la fuente principal de información. Llamo al número de atención que viene en su web, un 902 para dolor de mi bolsillo, y tengo que dejar a la señorita robótica hablando sola porque me pide mi número de póliza, y, mecachis, una no es de ese seguro privado, sino usuaria de la Sanidad Pública de mis amores (Dios la guarde). 
Sigo buscando y va apareciendo algun que otro teléfono fijo donde preguntar, y así, de tecleo en tecleo me comenta una operadora que la señora que se encarga de Diabetes llega a partir de las cuatro y media y que ella me saca de dudas.
Espero, viendo Tonterías las Justas, y llamo de nuevo cumpliendo horarios como un clavo, preguntando por la señora a la que me dijeron debía dirigirme. Me pasan, y creyendome que era ella a pies juntillas me dice que no, que en otro sitio me informan. Paciencia es lo que me sobra, así que al ataque de nuevo con tal de que alguien me asegure que no, que en esta compañía las cosas siguen igual; pero la última que me atiende parece más bien que hoy no hubiera dormido, o que no la pagasen, oido su tono y sus pocas ganas de atender. Vuelvo a presentarme, a contarle que no me creo que ADESLAS no recete tiras a los DM2, que necesito que alguien de esta empresa me lo garantice, y en lugar de un "sí, padre" empieza con malas maneras a contestar como quien viniera de la guerra y ni un soplido aguantara, y lo que es más grave: sintiendose atacada.
¿Por qué será que algunas personas cuando tienen que responder algo de lo que no tienen ni idea, en lugar de asumirlo, se ponen en uñas? Dice, con un tono grosero que no se lo aguanto ni al Risitas borracho, que ellos no tienen por qué responderme a eso, que llame a ISFAS. ISFAS contrata servicios que las compañías privadas prometen.  Los que han de responder en este caso son los responsables de ADESLAS, unos de los que prometen; responder si es verdad o no que prescriben tiras para los diabéticos tipo 2 no insulinizados, las visan, e ISFAS paga; porque, que yo sepa, ningún funcionario de ISFAS puede él mismo recetarse y visarse nada, sino que lo ha de hacer un médico del cuadro asistencial de ADESLAS.
Le pregunto si me puede facilitar el nombre del gerente actual de su compañía y me contesta que esos datos no tiene por qué dármelos. Ya lo que faltaba, que tuvieramos compañeros pagando una compañía médica sin que haya detrás una cabeza pensante y visible, y además, que nos nieguen una información pública. Cuando le aseguro que no sólo le llamo como diabética representante de mis compañeros, sino como informadora, me pide que espere un momento y sin tapar el auricular oigo como le comenta a alguien a voz en grito: "esta tía, que está muy cabreada y que quiere saber... de diabéticos..."
Con la de gente que hay en el paro, con formación y educación, no entiendo cómo se permiten ciertas actitudes en empresas privadas. Si esto mismo hubiera ocurrido en la Sanidad Pública ("Virgencita, virgencita, consérvamela como está") más de uno habría puesto varias reclamaciones, registradas por duplicado, en el mismo centro donde hubiera pasado. Tal vez los que trabajan en empresas privadas aún no están hechos a esta rutina diaria que es atender al ciudadano como algo más que un cliente.
Antes de contestarme, cuando cogió de nuevo el teléfono, le tuve que decir que no estoy cabreada; que la próxima vez, tenga la deferencia de tapar el auricular si va a hablar de mí en tono despectivo, y que no se ha enterado de nada, porque mi intención es la de asegurarle a mis compañeros que su compañía, ADESLAS, aún no ha retirado las tiras a los diabéticos tipo 2, y que no llamo para acusarles de retirarselas, sino por todo lo contrario.
Me han prometido llamarme y explicarme. Cuando me entere bien (y pediré por escrito la respuesta) volveré a contar lo que sé, y lo verificaré. Ahora sí, escrito o hablado lo haré con lupa, para que no haya errores. 
Quedan muchas dudas que disipar con las compañías privadas, como las que se refieren a educación en diabetes, por ejemplo, ésa que en papel dicen que sí ofrecen a sus clientes... y otras cosillas de andar por casa. No, no estoy muy cabreada; sólo que me gustan las cosas claras, y a ser posibles con educación. Más aún si tengo libertad para contratar otros servicios y otras cooperativas.
Beatriz González Villegas.