domingo, 27 de marzo de 2011

Mesa redonda en Carmona por las donaciones de órganos.

D. José Pérez Bernal presentó la Mesa Redonda Testimonios y vivencias de donantes y trasplantados en Carmona.

Imagen interior de la Capilla de San Francisco de Carmona.


El pasado jueves, 3 de mayo, en la Capilla de San Francisco de Carmona, D. José Pérez Bernal presentó la mesa redonda "Testimonios y vivencias de donantes y trasplantados", en la que participaron Ana María Muñoz, trasplantada de riñón, María Luisa García, de corazón, Pedro Adame, de páncreas-riñón, junto a Curro González, Ana María Castillo y otros compañeros del Grupo de Trasplantados de Marchena-Paradas, acompañados a su vez por donantes como Manuel Muñoz, al que muchos le llamamos "papi", y Gracia, vecina de esta ciudad.
D. José Pérez Bernal rodeado de trasplantados: Pedro Adame, Ana María Castillo, Curro González Ayala, y otros compañeros del Grupo de Trasplantados Marchena y Paradas.
 

De izquierda a derecha: Manuel Muñoz, donante, Ana María Muñoz Raya, Mari Gracia, donante, junto a María Luisa García Osuna, D. José Pérez Bernal, y Pedro Adame Villadiego.

Antes de la Mesa Redonda se celebraron los oficios, y en ellos se presentaron los cirios con los que procesionarán este años los pasos: Solidaridad y Vida. Dos Cirios, dos palabras, que iluminarán la Semana Santa de Carmona con la luz de los donantes de órganos.
Aquí nos muestran los cirios que llevarán en ambos pasos, este año, como ejemplo de esta Hermandad de lo que en ellos se lee: Solidaridad y Vida.
Algunos de los miembros del Grupo de Trasplantados de Marchena y Paradas, que para acudir a la Mesa Redonda tuvieron que hacer un gran esfuerzo, no sólo por el camino de ida y vuelta, sino por las condiciones personales que estaban viviendo en estos momentos.
Luchar por dignificar la figura del donante en nuestra Andalucía, mostrando a todos que gracias a ellos muchos van a seguir viviendo, es algo asumido para los que asistieron a este acto a contar su historia. Donantes, trasplantados, y, por supuesto, el que sigue ahí al pie del cañón tirando muros de desconfianza, D. José Pérez Bernal, forman un equipo necesario que hay que resaltar. Y en estas fechas los veremos en muchas iglesias, en muchas Hermandades, trabajando por defender la vida.
Papi, o Manuel Muñoz para el que no le conoce de cerca, a la izquierda, compañado de Ana Mari Muñoz Raya, que aún no ha cumplido su primer año de trasplantada, María Luisa García Osuna, que volvió a nacer gracias a un corazón prestado hace ya trece años, Pedro Adame, al lado de D. José Pérez Bernal, trasplantado de páncreas-riñón en 2008, ciego por una diabetes, y que hoy sigue trabajando como afiliado de la ONCE.
 
 Según cuentan los que analizan los porqués, en muchos lugares del mundo el arraigo a la religión mal entendida hace a algunas personas negar las donaciones de órganos, incluso de sangre. En la única provincia donde se trabaja mano a mano religión y donación es en Sevilla. D. José Pérez Bernal, desde su trabajo en UCI antes que en Coordinación de Trasplantes, viendo cómo personas que pasaban por su Unidad no podían sobrevivir porque faltaba lo imprescindible, la solidaridad del que da un órgano al fallecer y salva a otro, supo muy bien de qué forma actuar en nuestra tierra. Sevilla tiene un color especial, como dice la canción, pero sobre todo lo que tiene es una identidad que además desarrolla sin complejos delante del resto del mundo, exportando sus tradiciones: sus ferias, su arte, su Rocío o su Semana Santa y hasta su manera de comer, cervecita en mano y tapita en boca. Sólo hablandole a un sevillano en su idioma, y desde esas tradiciones, se podían cambiar las cosas; y eso es lo que lleva haciendo la Coordinación Sectorial de Trasplantes desde hace ya muchos años, desde D. José.
Participar en una mesa redonda contando tu experiencia al borde de la muerte nunca es fácil. Se remueven sentimientos y recuerdos difíciles de asimilar. Ana Mari, nuestra "niña chica" (aún la llamamos así porque lleva poquito aún desde el trasplante) estaba emocionada. Ninguno de los que aparecen en esta imagen es masoca o le gusta sufrir, y aunque se pasa mal contando, ellos saben que la gran compensación es recordar cuando no teníamos esperanza. A todos les tocó la lotería en forma de trasplante, en un momento difícil, y ahora venden papeletas para que les toque a otros.
D. José es cofrade y sabe hablar en este lenguaje a cada hermano. El vocabulario cofrade, como nos recuerda muchas veces, está lleno de sentimientos que donantes y receptores conocemos bien: esperanza o angustia, Pasión o dolores, y tantos más. Y su discurso cala. También es aficionado al futbol, y sevillista o bético que a él se acercan acaban haciendose también donantes. Y es sólo por esto por lo que aquí las cifras no bajan.
Nuestra Coordinación y su equipo, el de bata dentro del hospital, y el de calle, sin fonendos, consiguen que las cosas cambien a mejor. Y dentro de este equipo hay personas como estos trasplantados que están ahí cuando se les llama, cuando se les necesita. Si cada uno que nos trasplantamos y salvamos nuestra vida hiciéramos esto, el seguir en la brecha por los que vienen, y por nosotros mismos, que tanto debemos, también se mejorarían esas cifras dichosas. Pero no todos le echan lo que hay que echarle, y en lugar de pasar frío un jueves prefieren quedarse en el anonimato, calentitos, en sus casas. El planteamiento es muy simple: si por cada uno de nosotros, de los trasplantados, consiguiéramos convencer a alguien para que en un futuro muy lejano, tras fallecer, fuese donante creceríamos de 7 a 9 contra uno. Sí, porque por cada donante se salvan esas siete o más vidas.
Para Pedro Adame este ha sido su bautizo de fuego. Nunca hasta ahora había participado como ponente en una mesa redonda en pro de las donaciones de órganos, aunque lleve tres años acompañándonos al resto del grupo. Hay una frase que me gusta mucho de él cuando recuerda cómo sus amigos le echaban en cara su sentido del humor, a pesar de todo lo que tenía: "si a mí me aseguraran que por llorar se me iba a quitar todo, lloraría, pero como no es así prefiero reirme como me río".  Su intervención fue el punto de inflexión donde la tristeza dio paso a la sonrisa.
Siempre defenderé la libertad individual, pero los que no trabajamos esta labor, o no podemos hacerlo, deberíamos tener presente que todos los que aquí aparecen están mejor en la mesa camilla de sus saloncitos, y sin embargo aquí les vemos: por el resto, por el que espera. Les debemos mucho. Y un "gracias" es lo menos que se despacha.
Beatriz González Villegas